jueves, septiembre 27, 2007

Una vez al año

Trabajar en una empresa con mucho personal te da la oportunidad de conocer a personas, personajes y personajillos. Como os dije en el meme, en aquella fábrica de plásticos trabajábamos 400 personas. Mª Cruz y yo nos encargábamos de facturar, todos los días nos traían cientos de albaranes que nosotras convertíamos en facturas, remesas, recibos bancarios, o sea, nosotras transformar unos papeles en el dinero que pagaría sueldos, proveedores y sacaría a la empresa de la suspensión de pagos en que estaba sumida desde hacía años.
Por entonces los ordenadores eran incompatibles unos con otros. Bill Gates aún no nos había sorprendido con su windows, ni tan siquiera existían procesadores de texto por lo que no se podía tener la C.P.U. de una marca, las pantallas de otra y las impresoras de otra, todo de la misma, y esto hacía que la relación entre los técnicos y los grabadores de datos, o los jefes de departamento y los programadores, en muchas ocasiones llegara a ser interesante.
En la primavera de 1979 se nos estropea el ordenador. Había que pedir piezas a EEUU para repararlo, y estas tardaban semanas en llegar. Pasó una semana, pasó la segunda y rozando la tercera el gerente ya se veía guillotinado por los accionistas. No sólo no se había sacado dinero para pagar a proveedores, además llegaba primeros de mes y había que pagar las nóminas. En aquel entonces eso suponía unos cuarenta millones de pesetas al mes (al cambio a euros serían unos 240.000).
De no se que forma consiguieron que nos prestaran un ordenador en el edificio del entonces banco de Santander en Azca; tocaba trabajar el fin de semana.
Mª Cruz siempre demostró ser mucho más inteligente que yo, eso y que padecía una tremenda enfermedad degenerativa llamada celos infundados, por lo que dijo que ella no iba a dejar sólo a su novio el fin de semana. Huelga deciros quien se lo curró.
El sábado nos acercamos a fábrica para recoger los discos de 28 pulgadas que contenían parte de la información y el arsenal de albaranes para facturar. Al volvernos a Madrid (la fábrica estaba en las cercanías de Alcalá de Henares) mi jefe me dice que vamos a comer por cuenta de la empresa pero que primero tenía que acercarse a casa.
Este jefe es el que os conté que intentó despedirme por estar embarazada (claro que eso lo intentó casi dos años después de lo que os estoy relatando), bueno, pues llegamos a su casa y a mi me deja esperando en el coche cerca de media hora, cuando sale me dice que su mujer ya había hecho la comida y que no nos dejaba marcharnos. A mi como que me daba igual, yo tenía muy claro que no pagaba comida, para eso me marchaba a mi casa.
Entramos, las presentaciones de rigor, muak, muak, encantada de conocerla, pasa al comedor que ya está puesta la mesa y me suelta….
“Vamos a comer fabada y os la tenéis que comer toda porque es de las que solo se hacen una vez al año (¿?)”
Yo me quedé entre pasmada y ávida de conocer esa receta. La señora siguió…
“O sea que ya sabéis, no podéis dejar nada en el plato porque esta es una fabada de las que se hacen sólo una vez al año”.
¿Cómo coños sería esa fabada? A mi me estaba comiendo la curiosidad. Por fin trae la cacerola y se pone a servir. Cuando me dio mi plato yo miraba la fabada y la fabada me miraba a mí. Fabes, chorizo, morcilla, tocino, no acertaba a encontrarle nada distinto de lo normal como para que le dieran tanta importancia. Mientras me acercaba la primera cucharada a la boca vuelta con lo mismo, “os la tenéis que comer toda porque es la que sólo se hace una vez al año”. Ya no pude más y pregunté que qué quería decir eso. Respuesta: “que normalmente la comemos de lata y una vez al año se hace natural”.
Me dejó tan sorprendida que me llené rápidamente la boca de comida por no llamarles tacaños miserables y preguntarles si no se les caía la cara de vergüenza por lo que me acababan decir, que en mi casa, siendo obreros que hacemos malabarismos para llegar a fin de mes, comemos fabada natural una vez en semana e ignorábamos que hubiera fabada de lata.
No podía dar crédito, ¡pero si ese tío ganaba un pastón!, su sueldo era equivalente a nueve veces el mío….
Llegamos al postre, me relata el surtido de frutas variadas y yo elijo una manzana, ¡solo a mi se me ocurre! Que yo soy una persona normal señora, que no tenía que deslumbrarme con su maravillosa cubertería, que yo me como las manzanas a mordiscos. Me la sirvió con cuchillo y tenedor. Yo miraba a la manzana mientras pensaba “estos son gilipollas, cuando lo cuente en la oficina se me mean”. La mujer se dio cuenta del cruce de miradas entre la manzana y yo. Adivinó que no tenía ni la más remota intención de pelar la manzana con los cubiertos y me ofreció cambiar por un plátano. Cuando me lo trajo lo pelé como hacemos los pobres y me lo comí a mordiscos, como hacemos los normales.
Aquel fin de semana descubrí la jeta que tenía ese jefe. El domingo, entre siesta y siesta mientras yo facturaba todo lo facturable para poder afrontar el pago de las nóminas, se fumó todo mi tabaco. No volví a ofrecerle.
Años después, contándole esto a mis compañeros de Barcelona me dejaron bien claro que aquel jefe, cuando comía por cuenta de la empresa pedía angulas, cuando pagaba él, chuletas de aguja que son baratas.

8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Pues yo prefiero la fabada de lata a la hecha en casa, ya ves. Eso sí, lo de pelar la fruta con cubiertos me parece una tontería. ¿Se seguirá haciendo o será cosa de tiempos pasados?

Se ve que ese jefe te dejó un poco marcada. Te acuerdas mucho de él.

Besos.

1:23 a. m.  
Blogger MORGANA said...

No he podido evitar, acordarme de un restaurante de madrid, "la maquina" qué fabada hacen.
Y verdaderamente los jefes son unos capullos, no solo el tuyo, si yo te contara.
Feliz finde otoñal.

2:29 p. m.  
Blogger Turi said...

Estoy con Fran, la fabada de la abuela es mucho mejor. En cuanto a la fruta... creo que se ha dicho mucho que la vitamina está en la cáscara (aunque no me atrevo a comprobar si en los plátanos...).

Los jefes son así. Se les da libertad y confianza para hacer lo que quieran y te lo pagan a puñaladas por la espalda... Por eso mi padre, prefiere revisar él mismo todos los departamentos de su empresa.

Espero verte por mi blog.

http://epitafiodelasarenas.blogspot.com

3:59 p. m.  
Blogger Turi said...

Y un saludo, (que se me olvidaba)(¿tendré que repasar mis ejercicios anti-amnesia?) beso, abrazo... como prefieras.

4:00 p. m.  
Blogger El Ruuuben said...

Los ricos son ricos por eso, por que cuando se trata de invitar ahorran.

De todas formas no entiendo esa vida rica. ¿Para qué hay que pelar la manzana con cubiertos? La excusa de la educación a mí no me vale. Somos animales nos guste o no. Vale que no vamos a comernos el cordero crudo a medio matar y a mordiscos, pero coño, entre una cosa y otra habrá un margen ¿O qué?

Nada Yoly, que no servimos para ser "adineraos".

Besicos mañicos.

4:51 p. m.  
Blogger JORGE JULIO Consejero Regional said...

Eso nunca lo entendere. Para que tener dinero, si no lo usamos en lo que nos gusta, yo soy un Chileno Guachaca, es decir, hombre del pueblo, me gasto mi plata en bares populares comiendo chancho y tomando vino, haciendo fiestas con mis amigotes o invitando a salir minas...
si ser adinerado eqivale a comer comida de lata o comer la fruta con cubierto, me siento feliz de ser un roto que se come el pollo con la mano.

PD. Nunca he probado la fabada...

jorgejulio.
elclubdelosmachotes.blogspot.com

11:04 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

jajajaj. Ese no sabía que el dinero está para darle curso. Además, donde esté la cocina tradicional y bien hecha. Vaya par de miserables¡¡ joder¡¡ que gente más snob e inculta la que se quiere hacer la fina comiendo alimentos con cuchillo y tenedor, cuando se pueden comer con la mano. ME DESCOJONO CN LA GENTE QUE PELA LAS GAMBAS CON TENEDOR Y CUCHILLO. BESOS

2:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

pues a mi la fabada no me va mucho, y alguna vez la he tomado de lata de la marca de la abuela que no está mal.
Comer en la casa del jefe? vaya pestiño.
Unas tapas con los amigos en el barrio de las letras, eso si que es bueno.
Un beso guapa.

6:23 p. m.  

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